La suma de vulnerabilidades
Cuando se entrelazan discapacidad, pobreza, infancia y género
En todo el mundo, millones de personas viven atravesadas por múltiples condiciones de vulnerabilidad que no solo se superponen, sino que se agravan mutuamente. Ser niña, vivir en la pobreza, tener una discapacidad o formar parte de una comunidad excluida no son realidades aisladas: muchas veces, ocurren juntas. Y es en esa conjunción donde se evidencian formas de exclusión especialmente profundas.
En un mundo donde la discriminación, la desigualdad y la exclusión se cruzan constantemente, atravesar una sola vulnerabilidad representa un desafío; enfrentarlas juntas es una barrera casi infranqueable.
1. 📚 La infancia en el centro de la vulnerabilidad
La infancia representa una etapa crítica de desarrollo. Pero para millones de niños y niñas en situación de pobreza, esa etapa se ve marcada por carencias estructurales.Los niños en situación de pobreza o desplazamiento enfrentan riesgos que van más allá de la carestía. En situaciones de crisis humanitarias —como los campamentos de refugiados—, las niñas adolescentes reportan inseguridad, falta de acceso al agua, separación familiar, violencia doméstica y falta de oportunidades educativas. En dichos entornos, el género y la edad aumentan drásticamente el nivel de riesgo.
2. 👩🦽 Discapacidad y pobreza: un círculo vicioso
Las personas con discapacidad son una de las poblaciones más marginadas del planeta, son frecuentemente víctimas de un “círculo vicioso” donde el acceso limitado a recursos básicos (educación, salud, empleo) perpetúa su pobreza, y esta pobreza incrementa la probabilidad de discapacidad, especialmente en contextos con servicios sanitarios deficientes .
En muchos países, el acceso a educación inclusiva, atención médica especializada y empleo digno sigue siendo excepcional. Las niñas con discapacidad, por ejemplo, tienen hasta 10 veces menos probabilidades de completar la escuela que sus pares sin discapacidad. En zonas marginales, las niñas con discapacidad enfrentan una doble —o triple— discriminación: por discapacidad, pobreza y género.
3. 🎀 Las niñas: una vulnerabilidad sistemática. El impacto de la desigualdad de género.
Las niñas enfrentan barreras que van más allá de la pobreza o la niñez misma, no solo enfrentan barreras de género, sino que sus necesidades específicas son a menudo ignoradas. El informe Because I am a Girl y The Case For Holistic Investment In Girls, realizados por Plan International Japon, organización faro, ejemplo, y líder en esta temática, subraya cómo las adolescentes enfrentan obstáculos educativos, violencia de género, escasa participación en decisiones comunitarias y falta de acceso a agua, salud e higiene (www.plan-international.jp). En contextos de crisis prolongadas, como los campamentos rohingya, se ha documentado también una mayor exposición a violencia sexual, malnutrición y ausencia de espacios seguros (www.plan-international.jp).
La desigualdad de género se expresa en violencia, matrimonio infantil, falta de acceso a la educación secundaria, embarazo adolescente y una menor representación en todos los niveles de decisión. En contextos de crisis humanitarias, las niñas son quienes más sufren: inseguridad, desplazamientos, desnutrición y abuso.
Un ejemplo claro, con ideales que compartimos profundamente, es el de Plan International, una organización que lleva adelante proyectos en África, Asia y América Latina centrados en empoderar a niñas y adolescentes, garantizando su acceso a la educación, la salud y la protección frente a prácticas nocivas. Su enfoque demuestra que al invertir en las niñas, se transforma el futuro de comunidades enteras.
4. 🔄 Interseccionalidad: no es una suma, es una multiplicación
Las distintas formas de vulnerabilidad no se suman de forma lineal. Al combinarse, generan una forma intensificada de exclusión y violencia estructural. Esta es la base del enfoque interseccional, que propone mirar más allá de una única etiqueta social para comprender cómo la desigualdad se reproduce en quienes habitan múltiples márgenes al mismo tiempo.
Algunos ejemplos:
- Una niña en situación de pobreza rural puede estar expuesta a trabajo infantil, violencia y desnutrición.
- Una adolescente con discapacidad puede ser excluida del sistema educativo y de la vida comunitaria.
- Una mujer joven desplazada por conflictos puede quedar fuera del sistema de salud y del empleo formal.
✅ Caminos posibles: respuestas integradas.
Siguiendo propuestas que organizaciones como Plan International Japan ya han demostrado eficaces
- Enfoque centrado en niñas: priorizar la voz y necesidades de las niñas en cada etapa de intervención.
- Espacios seguros e inclusivos: promover lugares de participación social y educación adaptados a las niñas más vulnerables, incluidas las niñas con discapacidad.
- Capacitación y cambio de comportamiento: involucrar a familias y comunidades en sensibilización sobre género, salud mental y derechos en contextos de crisis.
- Políticas basadas en evidencia: generar datos desagregados por edad, género y discapacidad para orientar acciones y fondos.
Los enfoques más efectivos ante estas realidades complejas son aquellos que:
- Sitúan a la infancia —y especialmente a las niñas— en el centro de las políticas sociales.
- Promueven la equidad de género como base del desarrollo.
- Aseguran accesibilidad universal para personas con discapacidad.
- Involucran a las comunidades en soluciones sostenibles y culturalmente adaptadas.
No alcanza revisar un solo eje. Abordar estas realidades requiere un enfoque articulado y progresivo. Necesitamos marcos de acción que entiendan que la pobreza, el género, la discapacidad y la infancia son ejes que se entrecruzan, y que solo podrán ser revertidos si se abordan de manera simultánea, respetuosa y con enfoque de derechos.
🌍 Conclusión: una respuesta global y solidaria
La “sumatoria de vulnerabilidades” es una realidad compleja que requiere abordajes multidimensionales. Las soluciones más sostenibles nacen del entendimiento integral de cada contexto, no es tarea sencilla. Requiere voluntad política, recursos sostenidos y una escucha activa a quienes históricamente han sido silenciados. Pero sobre todo, requiere compromiso. El compromiso de organizaciones, gobiernos, comunidades y personas que entienden que invertir en los más excluidos no es caridad, sino justicia. Atender la discapacidad sin visibilizar el género infantil, o combatir la pobreza sin enfrentar la desigualdad de género, es una podría representar una respuesta aún incompleta. Debemos hacernos eco de la visión de Plan International que invita a mirar cada una de esas intersecciones, diseñando acciones que consideren:
- la edad
- el género
- la capacidad física o psíquica
- el contexto socioeconómico
- las crisis humanitarias
Un mundo más justo exige respuestas complejas, colaborativas y centradas en quienes más lo necesitan: las niñas diversas en situación de pobreza y crisis. Al escuchar sus voces y actuar en conjunto, ponemos bases para romper ciclos de vulnerabilidad y construir futuros dignos para todas las niñas, sin excepción.
Al centrar nuestras acciones en niñas, en personas con discapacidad, en infancias empobrecidas y en mujeres que enfrentan barreras múltiples, no solo reparamos desigualdades: construimos un futuro más justo, más digno y verdaderamente inclusivo.
Glasbauer Diego, Sztajnchaker Silvia, Glasbauer Nicolas, Glasbauer Natalia, Glasbauer Damian
Nota al pie: Este artículo refleja una interpretación independiente y comprometida de la problemática basada en valores compartidos con organizaciones como Plan International Japan